TESTIMONIO: "Es un virus muy agresivo. Sí existe, sí es real", cuenta Arely

Cree que se contagió de COVID-19 luego de regresar de un viaje de Uganda, y en el que tuvo que hacer escala en NY
Cree que se contagió de COVID-19 luego de regresar de un viaje de Uganda, y en el que tuvo que hacer escala en NY
Arely Melo.Cree que se contagió de COVID-19 luego de regresar de un viaje de Uganda, y en el que tuvo que hacer escala en NY
Especial
Nancy Escobar
2020-04-07 |08:01 Hrs.Actualización08:01 Hrs.

“Este es un virus muy agresivo. Sí existe, sí es real, y la única forma de pararlo es aislándonos”, dice Arely con una respiración que, ahora, ya le permite hablar luego de un aislamiento voluntario que comenzó el 22 de marzo pasado.

Luego de haber vuelto de un viaje desde Uganda, África, en el que tuvo que hacer una escala en Nueva York, Arely Melo, ha tenido que estar encerrada y permanecer sola en su departamento.

A sus 36 años, la reportera de oficio, cuenta que en el aeropuerto de Nueva York no tuvo ningún control médico, ni la revisión de la temperatura, mucho menos llenó algún formulario.

“Llegando a México sí me tomaron la temperatura, llené un formulario y la temperatura era normal.

“Cuando decido aislarme no tenía ningún síntoma, pero sabía que había posibilidades de contagio”, cuenta a este El Financiero, en medio de algunos ataques de esa tos seca que se ha mostrado como uno de los síntomas más frecuentes entre quienes se contagian de COVID-19.

La joven recuerda que a los nueve días de su aislamiento, comenzó un ardor en el ojo izquierdo.

“Comencé a sentirme muy cansada y con el dolor en el ojo. Era un ardor rarísimo, como si fuera una conjuntivitis. El sábado amanecí con el dolor en la garganta, pero en el transcurso de la tarde ya el dolor era en todo el cuerpo, era generalizado por dentro”, dice.

Arely describe los síntomas como si le recorriera un ácido por todo el cuerpo, además de que un día después ya la temperatura comenzó a subir, y en la garganta sentía una quemazón.

El domingo por la tarde manda un mensaje de texto al 51515, donde “respondí a unas preguntas, y fue cuando me dijeron que todo indicaba que estaba contagiada, que no saliera. Al día siguiente ya no podía dejar de toser, la cabeza me iba a explotar, me canalizaron con el doctor, me hicieron una revisión escuchando mi respiración y me dijeron que un doctor vendría a revisarme”.

Desde entonces no ha parado, no ha dormido bien y ha perdido el olfato y por lo tanto, las ganas de comer.

“Ese mismo lunes dos doctores vinieron a verme, entre ellos una epidemióloga, me hicieron la prueba y me dieron las instrucciones para revisar mi oxigenación todo el tiempo, la temperatura; revisar si mis dolores y la fiebre aumentaban, y de ser así debía ir al hospital”.

Arely sabe que debe permanecer en cuarentena 14 días más revisando sus niveles, entender cómo reacciona su cuerpo y esperar a que el paracetamol, la única medicina que ha podido consumir, ayude un poco a mermar las molestias.

“Es lo único que te recetan cuando tienes un nivel moderado de la enfermedad, no quiero ni imaginar cómo serán los otros niveles. Pero sí creo que es terrible no poder consumir algo más que te ayude a no sentirte tan mal”, dice Arely resignada.

Los siguientes 14 días es susceptible de ser un agente de contagio por lo que no podrá moverse del departamento ni tener contacto con nadie más, “pero es lo único que puede salvarnos para que no seamos miles con este virus: quedarse en casa sí es una gran solución”.