Por más de dos décadas, México ha sido escenario de marchas que han definido sexenios, confrontado gobiernos y revelado fracturas sociales.
Algunas surgieron desde el hartazgo ciudadano; otras, con un aparente impulso político o electoral y varias se movieron en la frontera difusa entre ambas.
La más reciente, la llamada marcha de la ‘Generación Z”, ocurrida el 15 de noviembre de 2025 bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum, se inscribió en ese grupo de movilizaciones que, desde 2006, han moldeado al país.
La protesta de 2025, detonada por el asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, irrumpió en un ambiente de tensión política y violencia persistente.
Convocada en redes como una movilización “de jóvenes para jóvenes” y envuelta en estéticas de anime y ‘One Piece’, terminó mostrando que un grueso de los asistentes eran adultos de mediana edad y personas mayores.
Sin embargo, la movilización no dejó de ser llamativa. Incluso, en el extranjero, llamó la atención: el presidente estadounidense Donald Trump declaró haber visto “lo que sucedió en México el fin de semana”, en referencia a la marcha y aseguró que no le gusta lo que pasa en el país.
La movilización avanzó del Ángel al Zócalo con miles de participantes. El momento de mayor tensión llegó en Palacio Nacional, cuando encapuchados derribaron vallas y se enfrentaron con la policía.
El saldo: alrededor de 120 heridos en total y unos 29 detenidos. Además, tras la difusión de videos que mostraban agresiones, el gobierno capitalino anunció investigaciones por posibles abusos policiales contra 18 elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México.
Con esa convocatoria como punto de partida, vale mirar hacia atrás para entender cómo esta protesta se inserta en un largo ciclo de movilizaciones que han marcado el rumbo político y social del país. Aquí, en Nación321 te las recordamos:
CALDERÓN: CONFLICTO POSELECTORAL Y VÍCTIMAS DE LA GUERRA CONTRA EL NARCO
El plantón de Reforma (2006)
El episodio que abrió el ciclo contemporáneo de grandes movilizaciones ocurrió tras la disputada elección presidencial de 2006. Aunque inició al final del sexenio de Vicente Fox, explotó en el tránsito hacia el gobierno de Felipe Calderón.
Miles de simpatizantes del entonces excandidato de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, instalaron un campamento de semanas en Paseo de la Reforma y el Zócalo para exigir el recuento de votos. Carpas, guardias, asambleas permanentes: Reforma se convirtió en un corredor político que tensionó la vida de la capital y polarizó al país.
Pese a un recuento parcial ordenado de votos, por parte del Tribunal Electoral, el resultado no cambió y Calderón fue declarado presidente electo. El plantón se levantó poco después, pero quedó como símbolo de un conflicto que fracturó a una generación política.
Movimiento por la paz justicia y dignidad
Cinco años después, otra movilización profundamente distinta —esta vez social, encabezada por víctimas— marcó el sexenio. El asesinato de Juan Francisco Sicilia impulsó a su padre, el poeta Javier Sicilia, a convocar caminatas y protestas contra la violencia del crimen organizado y las fallas del Estado.
Miles caminaron de Cuernavaca a la capital en silencio. El Zócalo fue escenario del “Pacto Nacional por la Paz”, y más tarde, del histórico diálogo entre víctimas y el presidente Calderón en Chapultepec.
Aunque el movimiento perdió fuerza con el tiempo, abrió una nueva etapa: las víctimas se volvieron actores públicos centrales en el debate nacional.
PEÑA NIETO: ESTUDIANTES, INDIGNACIÓN NACIONAL Y ESTALLIDOS ECONÓMICOS
#YoSoy132 (2012)
Antes de asumir la presidencia, el exmandatrio priista Peña Nieto enfrentó la irrupción del movimiento estudiantil más grande en décadas. Lo que empezó en la Ibero como una protesta de estudiantes que grabaron un video para desmentir que fueran “porros”, explotó en redes sociales y derivó en marchas que denunciaban sesgo mediático y exigían elecciones limpias.
#YoSoy132 llevó a las calles a estudiantes de universidades públicas y privadas, articuló asambleas interuniversitarias y abrió debates alternos entre candidatos. Aunque su influencia disminuyó tras la elección, dejó un antecedente clave: el poder de las redes para construir movimientos nacionales.
Ayotzinapa (2014–2015)
La desaparición de los 43 normalistas en Iguala, en septiembre de 2014, detonó una indignación sin precedentes y protestas masivas que marcaron la imagen internacional del gobierno.
Las marchas, los bloqueos y las concentraciones estallaron en todo el país. Las consignas —“Fue el Estado”, “Vivos se los llevaron”— sintetizaron un reclamo que cuestionaba instituciones enteras.
El movimiento se mantuvo vivo durante años, alimentado por inconsistencias oficiales y por los hallazgos de la llamada ‘verdad histórica’ sobre el caso, que exhibieron fallas graves en la investigación. Ayotzinapa se convirtió en un caso emblemático de la crisis de desapariciones y la desconfianza en las autoridades.
El “gasolinazo” (2017)
A inicios de 2017, el aumento abrupto de precios del combustible provocó bloqueos, marchas, disturbios y cientos de detenciones. Aunque muchas protestas fueron pacíficas, los saqueos dominaron la cobertura mediática y amplificaron el malestar social.
El episodio fue considerado como el desgaste político del gobierno, el impacto del ajuste económico y la fragilidad de la confianza ciudadana.
AMLO: DISPUTAS ELECTORALES, DESAPARECIDOS Y POLÍTICA
Marchas del INE (2022–2023)
En defensa de la autonomía del Instituto Nacional Electoral (INE) ante la reforma en esta materia impulsada por el gobierno, cientos de miles de personas marcharon en 2022 y 2023.
Vestidas de blanco y rosa, exigieron que la Suprema Corte frenara el llamado ‘Plan B’ y alertaron sobre riesgos para la estructura electoral, pues dicho proyecto consistió en un paquete de reformas a leyes secundarias en materia electoral (tras no alcanzar los votos necesarios para una reforma constitucional), que buscaban principalmente reducir el gasto y la estructura del INE, así como limitar algunas de sus facultades.
Las protestas fueron masivas y pacíficas, pero alimentaron la confrontación política: para el presidente, sus críticos defendían privilegios; para los manifestantes, estaba en riesgo la democracia.
La marcha del 27 de noviembre de 2022
Convocada por el propio expresidente López Obrador, la movilización reunió a decenas —o cientos— de miles de simpatizantes en el Zócalo, para “celebrar” los cambios que la llamada Cuarta Transformación había traído al país y para adelantar un poco de su cuarto Informe de Gobierno.
Fue un acto político abierto, una demostración de fuerza interna y, al mismo tiempo, un espectáculo inédito: un presidente encabezar una marcha multitudinaria a favor de su propio gobierno.
8M y el auge del movimiento feminista
Durante el sexenio, las marchas feministas alcanzaron niveles históricos. En 2020 y 2022, cientos de miles de mujeres marcharon en la capital y en diversas entidades. Las vallas en Palacio Nacional intervenidas con nombres de víctimas se volvieron símbolos visuales.
La exigencia de justicia por feminicidios y violencia de género convirtió al 8M en unas de las las protestas sociales más consistentes y masivas del sexenio.
Familiares de desaparecidos
Las marchas de colectivos de búsqueda consolidaron una presencia permanente. Cada 10 de mayo, miles de madres buscadoras salieron a exigir verdad y justicia, recordando que la crisis de desapariciones —con decenas de miles de casos acumulados— era la herida más profunda del país.
El caso Ayotzinapa continuó siendo un eje movilizador, incluso con la reactivación de investigaciones federales.
SHEINBAUM: LA INESPERADA ‘GENERACIÓN Z’
La marcha del 15 de noviembre de 2025 se presentó con convocatorias digitales amplificadas, discursos generacionales sobrepuestos a realidades distintas y tensiones que escalaron rápidamente frente a Palacio Nacional.
La violencia del operativo, los 100 policías lesionados, los videos de agresiones, las investigaciones anunciadas y la discusión sobre quién convocó realmente convirtieron la manifestación en un espejo de las disputas políticas del momento.
Los organizadores anunciaron nuevas movilizaciones bajo el lema “México no se rinde”, una de ellas para el próximo 20 de noviembre.
No obstante, el gobierno federal cuestionó la autenticidad del movimiento. La oposición intentó capitalizarlo. Y la opinión pública regresó a un debate antiguo: “quién protesta, por qué y para quién”.
De 2006 a 2025, las movilizaciones en México fueron escenario y termómetro de la política nacional. Algunas nacieron del dolor; otras, de procesos electorales; otras más, de decisiones económicas o disputas institucionales.
La ‘Generación Z’ —con toda su contradicción entre imagen y realidad— sería un capítulo más reciente de una historia larga y todavía abierta.




