Un niño de apenas dos años de nombre Manson, murió a causa de leucemia linfoblástica aguda de células T, luego de una larga batalla. Sin embargo, su historia fue complicada.
De acuerdo con el relato de Ellie Keating al Daily Mail, madre del menor, todo comenzó con lo que parecía ser una tos inofensiva. Ella notó que su hijo comenzó a roncar, acompañado de tos persistente, temperatura y sudores nocturnos.
Ellie llevó a Mason al médico en repetidas ocasiones, pero el verdadero impacto llegó cuando su bebé comenzó a mostrar síntomas más graves: vómitos, sensibilidad a la luz y dificultad para mantenerse en pie.
Estos síntomas alarmantes llevaron a Ellie a llamar al servicio de emergencias, que envió una ambulancia de inmediato.
Tras tres viajes al hospital, los médicos inicialmente consideraron que los síntomas de Mason eran resultado de una infección en el pecho.
"Una de las principales preocupaciones para mí era esta tos, era muy, muy fuerte... Empezó a hacerlo roncar por la noche y nunca antes había roncado", reveló. "Se trataba simplemente de una infección viral" dijo la Sra. Keating.
Sin embargo, cuando los síntomas se agravaron y Mason comenzó a mostrar signos más preocupantes, como sensibilidad a la luz y dificultad para mantenerse en pie, Ellie se alarmó aún más y buscó ayuda médica urgente.
Después de una serie de pruebas y análisis adicionales, Mason recibió un devastador diagnóstico: leucemia linfoblástica aguda de células T.
La situación empeoró rápidamente cuando Mason entró en coma mientras estaba en diálisis. A pesar de que salió del coma, su lucha estaba lejos de terminar.
“Estaba llorando y gritando. (Entonces) cuando estaba empezando a entender el hecho de que tenía cáncer, me golpearon con "va a morir". No tuve oportunidad de investigar terapias alternativas, no tuve tiempo".
Inmediatamente comenzó un tratamiento agresivo de quimioterapia y esteroides, pero lamentablemente, su cuerpo no respondió como se esperaba. Una semana después, Mason falleció.