Pedro Kumamoto: Él no es él sin ellos

El exgobernador de Veracruz es acusado de delincuencia organizada y enriquecimiento ilícito
El exgobernador de Veracruz es acusado de delincuencia organizada y enriquecimiento ilícito
Javier Duarte.El exgobernador de Veracruz es acusado de delincuencia organizada y enriquecimiento ilícito
Nación321/Especial
autor
Pedro Kumamoto
Excandidato independiente al Senado por Jalisco
2017-04-18 |08:34 Hrs.Actualización08:34 Hrs.

Si un buen día decides iniciar con un negocio tendrás que relacionarte con muchas personas. Por ejemplo, si quisieras empezar con una empresa editorial tendrás que conocer a una buena cantidad de poetas, ensayistas, narradores o escritoras para tener contenido; también será imprescindible tener a diseñadores editoriales, correctores de estilo, un par de editores y, desde luego, el brazo contable y legal para hacer frente a las obligaciones de ley; tendrás que mandar a imprimir los textos, luego distribuirlos, presentarlos, venderlos y pagar comisiones, impuestos, regalías, sueldos, prestaciones, permisos y proveedores. Finalmente, después de intercambiar con decenas de personas tu trabajo, el resultado llegaría a ti.

Imaginemos ahora que ya no hablamos de vender libros, sino de construir un esquema de corrupción valuado en cientos de millones de pesos (por lo menos). ¿La red en cuestión podría ser más pequeña que la cadena de producción editorial de la que hablamos anteriormente? Muy probablemente no. Entre más grande el negocio, más y más personas son necesarias en la operación; además, añadiendo el componente de ilegalidad, la red tendría que haber crecido a niveles insospechados.

La Procuraduría General de la República (PGR) sostiene que el exgobernador de Veracruz es la cabeza de una red criminal que logró desviar, lavar y disfrutar de, por lo menos, 223 millones de pesos. A esta red se le reconocen dos delitos: operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada. 

Por estas acusaciones Javier Duarte fue detenido el sábado en Guatemala, mientras se encontraba con su familia en un centro turístico del país vecino. Cabe remarcar que también las autoridades han perseguido a sus “cómplices”, de los cuales solo tres han sido capturados y cinco más permanecen prófugos: Moisés Mansur, Rafael Gerardo Rosas, Santa Bartolo, Miguel Velásquez y Javier Nava.

La manera en que operaban ha sido detallada por la PGR: empresas “de papel”, sin historial previo y que en muchas ocasiones tenían actas constitutivas falsas y se volvían proveedores del Estado de Veracruz para distintas secretarías. En algunos casos le vendían cemento al gobierno, en otros ayudaban en programas sociales o concursaba para ofrecer otros servicios. Sin embargo, en ninguno de los casos estas empresas fantasma cumplían con lo acordado en el contrato y el gobierno de Veracruz, ese sí, cumplía puntualmente con el pago acordado.

Al momento de efectuar la transacción se echaba a andar una operación coordinada entre varias empresas ficticias para lavar el dinero, moverlo en varias cuentas y tratar de acabar con el rastro del dinero. Finalmente, estas maromas financieras de millones de pesos del erario público terminaban en los bolsillos, propiedades y lujos de los operadores del crimen. 

Dicho esto, quisiera lanzar una pregunta muy simple: ¿La PGR nos quiere decir que estas enormes operaciones financieras fueron fraguadas y operadas por tan solo ocho personas? Pareciera que se quiere impulsar una verdad en el ojo público: “se ha detenido a Javier Duarte y con eso se salda una enorme deuda con la justicia, con el pueblo de Veracruz y de México y se demuestra que la corrupción no será tolerada”. Pero esta versión no puede sostenerse al detenernos y reflexionar sobre el caso. Ocho personas no alcanzan a ser ni una pequeña parte del círculo que permitió el florecimiento de la corrupción en el estado.

Por eso, no me cansaré de repetirlo: él no es él sin ellos. Sin sus redes financieras, sin las auditorías que dejaron pasar los robos, sin los banqueros que recibieron el dinero y ayudaron a lavar. Él no es él sin sus notarios chuecos, sin su ejército de abogados, de fiscalistas y demás estrategas que le permitieron construir una formidable red de corrupción. Él no es él sin la complacencia de la Secretaría de Hacienda, sin el silencio de la administración federal, sin el beneplácito de los actores políticos locales (de varios colores). Él no es él sin todos ellos. 

Por eso, hasta que él y ellos estén encarcelados, este caso debe permanecer con nuestra total atención.